Divagaciones Atormentadas I
Las ratas huían del barco , saltaban alocadas , con la desaparición del que va a morir , es difícil enfrentarse de cara a determinados momentos que se nos presentan en la vida , y ellas saltaron sin mirar atrás , sin recoger su equipaje , incluso antes de que el barco empezara a zozobrar, fueron previsoras , pero se ahogaron , su ultimo respiro fue una bocanada de mar , y su ultimo lamento fue tapado con la cresta de una ola.
A las ratas , a los marineros , a los tripulantes , no los ahogo el mar ,los ahogo el miedo , la falta de fe en un barco , que aunque renquean te navegaba , que aunque quebradizo se comía el viento con sus roídas velas .
El miedo nos consume , el miedo mata , si queréis lentamente , pero tener miedo es un suicidio anunciado, son telarañas en los labios , alcobas vacías , cenizas en el alma...
El miedo nos cierra los ojos , nos impide galopar, porque las maletas se cargan de susurros inmensamente pesados , de signos de interrogación , y de caminos torcidos.
Rara vez el miedo nos salva de algo , nos droga con fantasmas que nos impiden soñar, que nos encierran en un gran laberinto plomizo, el miedo nos acorrala , y nos tortura hasta secar el alma.
Aveces hay quien no salta del barco, aveces hay quien no se ahoga, aveces vuelve la fe.
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