
Suspiros amargos , tierra devorada ,
con las copias de mi cuerpo.
Se acaban las voces , comienzan los ecos,
desvalidos truenos de perdon,
saltan de mi boca , sedienta de tus labios,
retumban melancolicos , trepando
desde mi garganta a tu pecho,
carcel de acacias en flor .
Verdes sombras,
sobre tu mejilla repleta de ceniza,
disecan lagrimas , cuando pastorean,
devotas los llantos, cuando encierran,
olores a romero , olivos altivos,
y veredas mudas, floreadas,
para no acercarme a tu alma.
Se me escapa la vida,
advirtiendo esto , he combatido,
fusilando desdichas y dolores.
Ahora muero exiliado de tus besos,
enterrado con fragmentos de cartas,
olvidadas en el olvido.
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